Tu presencia fue digna de catalogarse como "muy linda".
Creo que no le cabe cualquier otro adjetivo, de esos que usamos cotidianamente para describir algo que nos gusta, tales como "tremendo", "espectacular", "sublime", "terrible".
No, tu presencia fue muy linda, en el sentido más amplio de la palabra, de su encanto, de su belleza. Abarcando sentimientos y profundas emociones. Es la presencia más linda del mundo.
Y todavía siento el ardor de cuando estuviste acá, quemando por dentro y viviendo conmigo, y dicen por ahí que solo el árbol alcanzado por el rayo, es capaz de guardar el poder del fuego en su madera.
Y acá estoy, con las quemaduras de tercer grado que dejaste al alejarte.
Y ojalá vuelvas, ojalá gires la cabeza y corras nuevamente abrazarme.
Ojalá vuelvas a mí, como el asesino que vuelve a la escena del crimen.
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