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jueves, 20 de agosto de 2015

Extraño el arte de enredar nuestras manos, y no veo la hora de poder tenerte de frente.
Revivir atardeceres, soñar mañanas, noches estrelladas y tardes de lluvia.   Todas, con vos.

Ojos tiernos, piel suave, perfume fuerte pero tan familiar.  Un abrazo tuyo me siente a hogar.

Extrañarte, ese sentimiento tan detestable que se me hizo costumbre.

Mi alma te grita, nostálgica, deseando que el destino reencuentre la pintura que forman nuestros cuerpos.

Vacío.

Eso se siente, cada vez que reina tu ausencia.

Y me siento tan lleno,
    de cuerpo,
      de alma,
        de mente,
      tan lleno de vos, cuando te tengo acá.
Conmigo.

Y creo, ahora y siempre, que mi lugar es ahí, con vos.
Y que tu lugar es acá, conmigo.


No veo la hora,
de que nuevamente nos podamos sentir hogar.  Los dos juntos, abrazados, cerrando los ojos.
Volviendo al lugar, donde fuimos felices.

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