Abrí mi alma y dejé que descubras mis miedos, mis sueños, mis defectos y mi espíritu. Ahí fue cuando me sentí realmente vulnerable, completamente desnudo.
Y ésta noche solo pido que me dejes un lugar en tu cama porque, probablemente, alguno de mis pensamientos va a pasar a saludarte, como dándote uno de esos besos de buenas noches.
La realidad es que estoy enamorado, de vos, de alguien que está lejos, pero quizás no tanto como para que le lleguen mis palabras, y si escribo es con la ilusión de que tal vez alguna de éstas letras abrace su alma, ya que mis manos no pueden hacerlo.
De todas las muestras de sinceridad que no te dí, acudo a esa que me parece más sincera, la pasión.
Esa con la que te quise y la que te sigo queriendo.
Extrañar, y esos tantos pasatiempos que aprendí a tener ahora que no te tengo.
Por que ambos sabemos, que mi único y real oficio, es amarte.
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