Acá, donde los besos se vuelven sueños,
donde tus brazos y los míos parecen extensiones de un solo cuerpo,
donde tus ojos traen calma y tu presencia,
¡ay! tu presencia ...
Acá, donde rige la afición,
y tu pelo pide a gritos recibir caricias,
y tu boca, ser besada,
y tu cuerpo,
ser amado.
Acá,
donde tus ojos color cobrizo,
son el espejo de tu alma,
esa que abracé con mi propio querer.
Acá, por favor,
y no allá,
donde el gusto de extrañarte,
tiene un sabor amargo.
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