Ojalá ambos nos encontremos en medio de éste derrumbe; nosotros, aquellos que fuimos antes de que todo se vuelva escombro.
Algún día espero eso, aunque algún día, ciertamente, es mucho tiempo. Pienso que hoy es siempre todavía, y toda la vida es ahora.
Y ahora, sí, ahora, creo que es momento de cumplir todas las promesas que nos hicimos.
Quisiera también arreglar todo, si supiese el modo, pero desatar los nudos sin romper la soga. Y poder cumplir con ese deseo inexorable que me surge cada vez que me despierto, el de encontrarte otra vez y besarte como siempre quise, boca de risa, cuerpo con prisa, ojos bonitos, alma en la piel.
Aunque no estás, y por momentos donde el mundo calla y mi mente habla, mi corazón grita y mi alma llora, desearía que nunca hubieras estado, así no sentiría en este momento que me haces falta, que te necesito y que no te tengo. Pero como desear no haberte conocido si fue la casualidad más linda que me regaló la vida.
Antes de conocerte era ajeno al lujo que te brinda esa sensación de mirar a alguien y sonreír, sin motivo alguno.
Porque cuando algo sucede, desde ese momento que empieza a suceder, nada puede volver a ser lo mismo.
Que placer poder cerrar los ojos y en vos baja decir:
Vos sucediste.
Aunque cuánto me gustaría, que sigas sucediendo.
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