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lunes, 29 de junio de 2015

Tercera taza de café.
Como posponiendo, como evitando, estoy tratando de mantener la cabeza ocupada, haciendo cualquier cosa.
No quiero, no, no quiero ir a la cama, sé lo que me espera, sé que ahí me aguardan, pacientes, los pensamientos, y seguidos de ellos los llantos.

No, por favor, no, no quiero llorar otra vez.

No otra vez, no de nuevo.

sábado, 27 de junio de 2015

Lo que te prohibieron, lo que no te dieron, lo que te obligaron a aceptar y lo que te arrebataron, eso mismo es lo que forma tu carácter.
Pero principalmente, con el tiempo te das cuenta que lo que sos, es lo que tenes.
Y lo que queres ser, es por lo que luchas.

También con quienes te rodeas, porque con cuantas personas estamos, pero sin embargo, con que pocas verdaderamente somos.
Y por ser me refiero a ser nosotros mismos, sin límites, solo siendo, viviendo, y hablando con la naturalidad de uno mismo.

Y también permanecer, con nuestras cosas, con esas que queremos y tenemos. Porque a veces no nos damos cuenta y perdemos la luna, contando las estrellas.

Y por sobre todas las cosas, sintiendo.

Sentir con esas ganas, esas cosas y esa gente, las cuáles son capaces de hacernos preguntar
¿Quien diría que ésto pudiera ser así, capaz de alterar mi paisaje interior hasta tal punto, de desbordar los mares, de empujar los ríos montaña arriba, y de devolver la lluvia a las nubes?

sábado, 20 de junio de 2015

Y llegas a un punto donde aceptas varias teorías sobre lo mismo; que no sabes si es madurez o desconcierto.
Pero hay cosas que son seguras. Camina, no corras, anda sin prisa los caminos de la vida pero teniendo en cuenta que somos animales, y que la vida a veces se pone en temporada de caza.
Defender a capa y espada lo que tenes, y lo que queres, porque justamente es eso lo que sos.
También despertar sonriendo en las madrugadas de invierno, es el mejor abrigo, a esos vientos violentos y ese frío angustiante.

Y valorar. Si conseguiste lo que queres, querelo. Parece obvio, pero no, usualmente, sucede lo contrario. Tonto ser, es el ser humano.

Decir la verdad, siempre. Y aunque la verdad es solo una, se puede decir de muchas formas. Por ejemplo, sin lastimar. Sobre todo, sin creerse juez de nadie, que todos tenemos el derecho de equivocarnos, pero nadie nos dio el derecho de juzgarnos.

Y entender, aunque cueste, que la felicidad no se reduce a un puñado de buenos momentos. Se expande en esos momentos, que no es lo mismo.

Llorar, a veces también hay que entender llorar, y ser entendido, y que la angustia escape por más que cueste, que el cuerpo ceda a la calma y deje de lado el nerviosismo, que aunque es difícil, es posible vivir en paz.

Y aferrarse a la vida, y es mejor si esa vida son personas.  Aún mejor sin son aquellas que habitan en los mejores sitios de mi vida. Prendiendo la luz si hacen falta y apagando el fuego a tiempo. Esa gente es hogar.

Y también despertar pidiendo que todo lo bueno, siempre nos quiera repetir.  Entender, ademas, que casi todo empieza y termina en el mismo puente que une y separa la esperanza y el miedo.


Por sobre todo, soñar. Aunque a veces soñar no sirve, o tal vez si sirve, pero no alcanza.
Siempre luchar, por lo que soñamos, que lo difícil siempre fue la felicidad, y la felicidad nunca fue fácil.

Lo más importante es permanecer, con las personas que queremos, con las cosas que disfrutamos, con la vida que tenemos, y con el amor que sentimos.

viernes, 19 de junio de 2015

Y si fueramos un árbol ...

A veces hay que podar, esas ramas que estorban, en el árbol de la vida,
y elegir cuando regar,
y también cuándo no hacerlo.

A veces hay que elegir que cosas queremos, 
que árbol plantamos, 
que flores florecen,
y que vida vivimos.

También hay que ser cautelosos,
de no tener alrededor algun cactus,
o rosas que te cautivan,
pero después de lastiman,
y rodearnos de jazmines, 
amapolas, y alhelíes.

Tampoco olvidar quienes somos,
y echar raíces,
para que los problemas no nos tumben como viento,
y claro está que nuestras ramas podrían quebrarse,
pero no significa que el arbol entero derrumbe.

Y hay estaciones que estaremos relucientes,
llenos de flores y colores,
como también podemos opacarnos,
y que llegue el invierno y nuestras hojas caigan

Y sí, claro que sí, no podemos evitar,
que nuestras hojas caigan.

martes, 16 de junio de 2015

Y es triste decirlo,
pero es aún mas triste sentirlo y pensarlo.
Ya no lo hago más por mí, yo ya hace tiempo quiero quedarme en el suelo, tendido, desplomado en ese piso que ya bien me conoce.
Yo, ya me rendí.
Sigo adelante por ellos, por todos los que me quieren, porque sé que si me rindo les haría un profundo mal.

Pero yo, lamentablemente, no doy más.

jueves, 11 de junio de 2015

Temprano, por la mañana.

Temprano por la mañana me despierto,
no porque quiera o porque deba. El despertador está puesto a las siete y diez.
Son las seis y treinta y ocho.
Miro al techo y el corazón me empieza a latir, esa taquicardia que últimamente se hizo mi mejor amiga producto de unos nervios incontrolables aparece, nuevamente, como ayer, como antes de irme a dormir.
Y otra vez, temprano por la mañana, me acuerdo de todo lo que me pasa, despierto a mi mamá para que me abrace y trate de calmarme, de acompañarme a que tal vez me sienta mejor. Aunque sea inútil, como siempre.

Temprano por la mañana, vuelvo a llorar, y mi día se convierte otra vez en un martirio. Ya desde temprano estoy seguro que mi día va a ser esa tormenta con lluvia y rayos que me va a hacer sentir miserable.

Temprano por la mañana, otra vez, vuelvo a estar triste.

miércoles, 10 de junio de 2015

Nudos en el pecho.

Están los de la garganta, los nudos en la cabeza y también los nudos en el estómago.
Los nudos en el pecho son los peores.
Son aquellos que guardan un recuerdo, que guardan una angustia. Que preservan la tristeza que uno lleva bien adentro.
Son de ese tipo de nudos que de a poquito se van formando, imperceptibles en el tiempo y en los sentimientos, pero de un momento a otro, se ataron y se aferraron tan fuerte a nuestro corazón que los sentimos, sentimos como nos hace fuerza en el pecho, haciendonos faltar el aire,
Éstos nudos son los más difíciles de desatar, y muchas veces no dependen de nosotros, por más fuerza de voluntad y esfuerzo que le pongamos, nos es imposible desatarlos.

Éstos nudos los desata el tiempo, los desata esas conversaciones donde largás todo, los desata la mente misma librandose de las tristezas.
Éstos nudos, los desata el alma.

domingo, 7 de junio de 2015

Hoy alguien me dijo que pare de llorar, que me hacía mal, que no era bueno.
Le contesté:

 - ¿Y si yo no quiero ser feliz? ¿Y si yo ahora quiero sufrir?
 
Me contestó algo que me hizo pensar todo el día:

- Entonces sufrí, si eso te hace feliz. Pero tene en cuenta que todo lo que pasa, pasa por algo, las experiencias nos dejan enseñanzas y aprendizajes. Lo importante de todo ésto es que estar triste, o estar feliz, es solo una forma de luchar por lo que queremos, y te aseguro Mati, que la vida siempre recompensa a la gente que se esfuerza.

sábado, 6 de junio de 2015

No hay peor soledad, que la de sentirse solo aún estando rodeado de gente.
En mi mundo. Mi cabeza es un menjunje de violencia, gritos, tristezas y llantos, que se mezclan todos juntos para crear sentimientos en mí que hasta ahora, desconocía.
Quería salir de ese cuarto, donde después de 4 días entendí que no quiero pisar nunca más un hospital. Lo quería dejar porque me sentía encerrado, sentía que me ahogaba. Después de un par de días me di cuenta que el problema no era el cuarto, no era esa mancha de humedad en la pared ni el espacio reducido, porque soy yo el que simplemente está encerrado y ahogado en mis propios pensamientos.

Lloré, lloré como nunca había llorado, ¿saben?
Muchas veces estuve triste, estuve mal, esas angustias que sentís que el pecho se te mete para adentro y llorando, después de un rato, se te pasa.

Seis días seguidos vengo llorando, 6.  Lloro con todas las fuerzas que me permite la voz, grito, pataleo. Tengo moretones en los brazos de pegarle a las cosas mientras derrocho agua semi salada por los ojos.
El nudo sigue igual, el pecho se me sigue comprimiendo y al tragar saliva, sí, sigo sintiendo ese nudo en la garganta,

LLorar hace bien, dicen,
Hoy, les puedo asegurar, que llorar sin esperanza de que ese llanto cese y las alegrías vuelvan, es la peor tortura que puede sufrir el ser humano.

jueves, 4 de junio de 2015

Y realmente lo necesito.
Todas las cosas pasan por mi cabeza y no puedo parar de pensarlas.
Todos los problemas de mi vida se me presentaron de golpe como si cada uno de ellos hiciera un complot para destruirme de forma lenta y dolorosa, por dentro.

Y la verdad es que necesito un abrazo, un "todo va a estar bien", aunque me mientan, necesito con urgencia una charla y un abrazo reparador, de esos que te hacen sentir que la vida no es tan mierda como todos pensamos a veces.

Necesito que todo sea  como antes, cuando me reía y no me importaba ni el ayer ni el mañana, solo estaba tan concentrado en la alegría del presente que no me cabía nada más en mis pensamientos.

Espero, aunque parezca imposible, que todo se acomode como en un juego de tetris y yo, finalmente, vuelva a ser feliz.

martes, 2 de junio de 2015

Y palabras, y llantos
solo abrazos y consuelos,
retos, discusiones, también golpes y gritos,
ruidos, escucho ruidos y murmuros,
detrás de esa puerta que me encierra,
más decepciones y no entiendo,
me privan de todo y con el fin de ayudarme,
que criterio tan absurdo querer distraerme y solucionar todo, teniendome dentro de un cuarto,
un cubículo blanco que contiene mis pensamientos y mis condolencias.

Quiero gritar, pero no me dejan, tampoco dejan que me vaya, ni que me quede, solo me mata la espera de saber cuál es su decisión,
me dan tantas cosas y me quitan otras tantas más,
pero se equivocan al darme las que no quiero y quitarme las que necesito.
Solo necesito una cosa, y realmente no creo volver a tenerlo.
Por más que duela, las decisiones irreversibles son tan rotundas que no nos dan opción de luchar por lo contrario.

Solo queda un último encuentro, una última sonrisa, y quiero poder disfrutarla, a pesar  de todo.

lunes, 1 de junio de 2015

Habitación blanquísima, salvo por el manchón amarillo que está arriba del televisor, que rompe con la armonía blanca del cuarto de hospital tan característico.
Me duelen los brazos, seguramente por eso es que siempre odié los sueros, y a esas enfermeras de avanzada edad que no entienden nada de sensibilidad y los años de praxis convirtieron el enternecedor trato de un ser humano, en manipular cuerpos de enfermos como si fuesen maniquíes.
A la noche escuché ruidos.
Creo que la unidad de oncología que tengo milimétricamente en frente nos brinda ruidos de almas en pena que quedaron encerrados en esa habitación.
Nenas llorando, arcadas, vómitos, sillas que se corren y ese silencio no tan silencioso de los lugares muertos anímicamente, enfermos, casi sin alma.
Odié las visitas, aunque me hicieron reír sentí satisfacción, pero me alegré el momento en que se fueron, así pude llorar tranquilo. Siempre tuve verguenza de llorar frente a mis amigos.

Otra noche más tengo que pasar adentro de éste calvario, siempre odié los hospitales y me incomoda el colchón de nilon que es insoportablemente caluroso.
Las enfermeras vienen a cada rato, revisan que esté en mi cama y se van, como asegurandose que no tuve un brote psicótico y atente contra mi vida.
Como si pudiera. Realmente, creo que ni para eso sirvo.

Hoy aprendí algo.
De repente tuve una lección, cuando dejé de llorar.
Corté el llanto no porque no estuviera triste, o porque no tuviera ganas de llorar.
Llegué a ese punto en el que te das cuenta que por más triste que estés, por mas mal que te sientas, llorar no soluciona nada, ni tampoco va a descargar tus penas, entonces dejás de hacerlo, porque simplemente no tiene objeto.

La verdad quisiera dormirme por hoy, dormirme ahora mismo y despertarme vaya a saber cuándo.
Intenté muchas veces no huir de los problemas, siempre quise pelear, y cuando simplemente encuentro algo que me hace sentir vivo, con todo lo que conlleva vivir, la felicidad y la tristeza en sus grandes medidas y en equilibrio, por algo ajeno a mí e inexplicablemente injusto y extraño, la tristeza encierra como en una burbuja mi vida.
Ya estuve así, mucho tiempo, y creí haber vencido esas dificultades que te presenta la vida.
Ahora entiendo que no quiero estar dos veces así, me costó mucho luchar y me parece injusto que una vez que me siento en la cima y con ánimo de ir más allá, me derrumbe la injusticia y los malentendidos.

Necesito estar en mi casa, con mis cosas, llorar en paz, con mis fotos y mis recuerdos, con mis pensamientos.
Solo necesito estar solo, o en su defecto, con la única persona que me hizo sentir que la vida no es tan mierda cuando se encuentra a la gente indicada.