Adoro el momento en que uno comienza a querer con sinceridad, esa sinceridad de decir que cuando te veo el resto me parece sólo resto.
Me gusta saber que lo único que me pedís a cambio es una sonrisa, y que mereces que te regale la mejor, esa que tengo guardada.
Y justo ahora puedo decir que te quiero, te quiero cerca, lejos, dónde, cómo, cuándo, cúanto, ahora, ayer, mañana, con lluvia, sol y todas las ganas. A vos, de todos los modos.
A pesar de las dudas, y de esa contradictoria sensación de miedo cuando alguien te hace sentir bien, no dudo de lo feliz que me podes hacer.
Porque es tan valiosa la duda como la certeza, pero solo se aprende cuando uno no se aferra a ninguna de las dos.
Ahora mismo estoy dudando tantas cosas. Y no me aferro a esa duda.
Pero si tengo la certeza de que te quiero, y te aseguro que estoy muy aferrado a eso.
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