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lunes, 12 de septiembre de 2016

Andate,
vola alto,
altísimo

Andate
soñá mucho
muchísimo

Alejate,
ama tanto
tantísmo


y reí,
reí sola,
o acompañada
reí, aunque me duela, aunque me angustie
aunque me hiera,
reíte enamorada

Sanate,
lejos,
bien lejos,
en cuerpo,
tambien en mente

Sanate,
ahí adentro,
donde a veces te quema,
donde a veces te duele,
donde a veces,
guardas preguntas,
de esas 
que no te puedo responder,
capaz porque no son preguntas para mí
sino para vos misma,
o tal vez,
porque yo tampoco sé la respuesta.

Olvidá,
olvidá lento,
olvidá triste,
hasta que de pronto
un día de esos
olvidar no te cause más tristeza
porque ese día,
ya vas a haber olvidado todo, 
ya que dicen que el dolor
es el mejor para recordarnos cosas.


O mejor, 
no te vayas, no te alejes, ni te olvides
Mejor,
Reí, saná y volá acá,
cerca mío,
que te aseguro,
que siempre fue así,
todo lo que no es fácil al principio,
todo eso que nos genera dudas,
al final
nos termina convenciendo,
que todo eso por lo que sufrimos para conseguirlo,
termina valiendo la pena.

lunes, 27 de junio de 2016

A veces, 
son caricias

Mías,
pero si te las doy
pueden ser
también 
tuyas.

Las pienso,
las guardo,
las siento
y recién ahí
las digo

Sino, en vez de ser caricias
son puñales

Sino,
en vez de ser mías
son tuyas

Y vos nunca fuiste
buena con las palabras que lastiman
vos nunca
fuiste buena
con los cuchillos

Por eso
en vez de solo decirlas
también las pienso

También las siento

Y después, 
solo después, las digo

Porque prefiero regalarte caricias
en vez
de darte heridas.

Ahora,
no entiendo
por que si me queres tanto
por que
si compartimos sangre
por que
si tus ojos
tu cara
y tus manos
son las mismas
que las mias

ahora,
no entiendo
por que me haces esto
por que
en vez de regalarme caricias
hace tiempo
me regalas
heridas.

domingo, 24 de abril de 2016

Te quiero
y te sueño
como la luna
quiere
y sueña
abrazar a la tierra



Me escondo
a veces
como la Luna

y otras veces
aparezco

aunque vos sabes
aunque yo se
que eso
es una mentira

Que en realidad
nunca me escondo
que en realidad
siempre estoy ahí

Que
como la Luna
siempre te miro


     Y sufro
          Si vos sufrís

       Y río
          Si vos reís


Te quiero
y te sueño
como la Luna a la tierra
que aunque sabe
que está lejos
nada impide
poder quererla.


lunes, 18 de abril de 2016

Si supieras
las veces que borré
todo lo que te escribí
porque siempre
las palabras
no me acompañan

Hablar
puedo
Escribir
puedo

Pero lo que digo,
no basta.

Como si,
a lo lejos
no se escuchara nada
como si,
de cerca
no hubiese ningún ruido

Como si, 
hubiera un silencio 
que todo lo cubre

Ojalá te acuerdes de mí
cuando caminas
y miras
esos lugares
donde yo
me
acuerdo
de 
vos

Porque ahora
que no estás
yo
estoy vacío

O capaz,
es peor de lo que yo pensé
y en vez
de estar vacío
estoy lleno

de vos

Y nada peor
que vivir
de algo que no está


Capaz mañana
alguien me nombra
y vos esquivas el tema

Pero yo,
si algún día
alguien
dice tu nombre

Voy a sonreír
y sentir
otra vez
esas emociones
que sentí
pero que nunca
pude darles nombre

de esas,
que no hace falta ponerlas en palabras
solo basta
con sentirlas

De esas,
que solo me hiciste sentir vos.

Solo queda
el deseo
de que se alargue 
el pasado
y que no nos pese

Pero no
vos
y yo
nos tenemos que conformar
con vivir el presente
sin el uno,
sin el otro

Con éste gustito en la boca
de una amarga ausencia.







viernes, 25 de marzo de 2016

Te podría preguntar
aunque se que no te gustan las preguntas
miles de esas que empiezan con un

¿Te acordas?

porque desde hace tiempo
las cosas mas lindas que tengo
son los recuerdos
los que nunca pude
soltar


Y nunca me olvido
de las veces que me rompiste
esas que me dieron ganas de irme
y capaz prometí 
no quererte nunca más

y mientras me acordaba
mirandote a los ojos 
en medio de un abrazo
o acostados en la cama
entendí
que todos hacemos promesas 
que no podemos cumplir

Capaz que vos
un día de estos
te das cuenta que la promesa
de no volver a confiar en mi
tampoco la pudiste cumplir

y por ahí
otra vez
te sorprendo

y te reís

y nos reímos

y por ahí
otra vez
volvemos a ser nosotros.



miércoles, 2 de marzo de 2016

Corriendo, desesperado, a veces gritando y otras hablandote más despacito, pero siempre dejando apenas, fragmento de vida en esas palabras que cada tanto te dije. 
Durmiendo, con horas de sueño interrumpidas por pensamientos que siempre, terminaban en vos. Pero siempre con las ganas de despertarme con el sabor de boca de un gran mañana que te incluya, en vez de los pies sucios del amargo ayer.
Porque, por lo menos hoy, hay tantas cosas que debería y soñaría hacer pero por alguna razón todas parecen secundarias.  
Y después de tanto entiendo que esa razón sos vos.
Es que la vida tuvo un gustito más dulce el día que aprendí a mezclar el café de la mañana, con lo tierno de tu sonrisa. 
Y que peor que sufrir ahora éste sabor amargo de tu ausencia, y un café insípido que te pide devuelta.

Porque a pesar de que deseo cosas imposibles, no las pido. Porque sé que ese clavo del pasado te atormenta y te lastima cada vez que imaginas un futuro.  No te pido que de repente te vuelvas calor y juntos hagamos calidez, porque entiendo que si ahora sos fría es por la cantidad de cosas que queman por dentro. 

Hoy, tengo todas esas ganas de que bajo la lluvia la melancolía no se haga más fuerte.
Sino que, cuando llueva,  vos allá y yo acá, los dos tengamos ganas de que la lluvia nos caiga encima.
Y yo te abrace,
y vos, otra vez, vuelvas a buscar mi abrazo.

Te dí la mejor versión de mí, e inconscientemente también la peor. Esa que nadie tuvo y tampoco que nadie va a tener, seguramente.
Solo espero que recuerdes y que sientas, que todo eso que nos separó, no es más fuerte de todo eso que nos logró unir.


domingo, 24 de enero de 2016

Recuerdos.

Siempre me costó escribir, aunque hubo un tiempo y un par de entradas donde las palabras me salían solas  y mis dedos apretando las teclas iban acompañados de sonrisas en la cara, ojos que brillaban y cuerpo inquieto.
Las cosas cambiaron y cada vez me cuesta más escribir. Cada vez hay más tristeza, cada vez hay más culpa, mas remordimiento, más pena y enojo. Más decepción, de esa que no podes arreglar, de esa que por más que intentes y por más peleas que ganes contra tus demonios, nada cambia. La decepción a lo propio, a lo que sos.
Y es por lo que soy, por éste gran manojo de basura que cada noche que pasa me hace sentir más y más miserable, por lo que de ahora en más me tengo que conformar con eso que con la presencia se admiran y atesoran, pero que con la ausencia revuelven, hurguen la herida y lastiman.  
Los recuerdos.

La realidad es que extraño como entre una que otra porción de pizza me contabas un gran pedazo de tu vida. Esas charlas sin sentido que entre sal, hornalla, carne o harina me dabas poquitas pistas de lo que eras, y yo por suerte con esas pistas armé ese gran rompecabezas y descubrí que detrás de esa piel amarronada y esos ojos que regalaban inocencia y a veces miedo, se escondía esa persona tan .. gigante. 
Me guardo el recuerdo de haber sentido que desenmarañé las telarañas más profundas, descubriendo una noche, entre historias y lágrimas, que vos sufrías en alguna parte. Que siempre habías sufrido. Que eras muy alegre, que adoras el 17, que comes sin sal, que te gustan muchos los besos en el cuello y que no te gusta que te toquen los pies, ni tampoco el pelo. Admito que siempre me encantaron tus pies, y que siempre me fascinó tu pelo. 
Horas, días juntos, la naturalidad con la que ambos actuábamos frente al otro era el fiel reflejo de que nos sentíamos desnudos en alma.  Te abrazaba, te miraba y vos por suerte también me mirabas a mí, se hacía de noche y sentíamos que eso era el tiempo.
Disfrutaba hablar, aunque vos nunca me dejaste hablar mucho, frenesí de palabras, tema tras otro que no me daban opción de respuesta, dado cierto punto vos me mirabas y al darte cuenta que te había escuchado cada palabra sin decir siquiera una me prepoteabas un firme y conciso "no hablas, hablo yo sola".   Amo hablar, la realidad es que siempre fui de hablar mucho. Con vos no. No porque no me interese, o porque no tenga ánimos de responder.  Siempre disfruté escucharte, cosas con o sin importancia escucharte fue uno de mis mayores hobbys. 
Aunque además de escucharte y sentirte bien cerca, también disfrutaba mirarte. No solo cuando me quedaba fijamente mirandote de cerca y vos me echabas de tu lado a causa de tu nerviosismo, ese que te generaba que esté un par de segundos que parecían horas sólo mirandote a los ojos, pasandote las manos por las partes más lindas de tu cuerpo, sin siquiera decir una sola palabra.   Y también disfrutaba mirarte cuando te ponías frente a un espejo, cuando dabas giros frente a ese reflejo tuyo y tratabas de encontrarte defectos.  Según vos tu cuerpo tenía millones. Todas las veces que te miré no logré encontrarte siquiera uno. 
Me ahogué en ese mundo tuyo, en esa realidad de cosas simples pero felices, en ese circo de risas y abrazos, de paseos, tardes enteras acostados y reality's yankees en la tele que vos te los mirabas todos mientras yo estaba demasiado ocupado viéndote a vos.  Nunca me pude resistir a eso, a tu mundo, era idiota sublevarse a algo tan lindo en cualquier sentido.
Nunca hubo explicaciones, las nociones del pasado y del futuro perdían importancia cuando eramos vos, eramos yo, eramos nosotros. Aceptabamos lo que estaba pasando sin pretender explicarlo, sin sentar nociones de orden y desorden, de correcto o incorrecto. Solo ahí estabamos, ambos, haciendo lo que nos nazca del corazón para y hacia el otro.
Caricias en las manos, perfumes familiares, abrazos tan sinceros. Primeras horas del día con un sol tímido que se asomaba por la ventana, o también las últimas, con las primeras estrellas saludando a dos personas que disfrutaban enteramente la compañía del otro.
Tocs, antes de dormir. Pierna que se movía, brazo que te rodeaba y mis ojos que siempre, siempre te miraban por un buen rato, antes de dormirte y también, antes de despertarte.  Me sentía siempre a gusto y siempre acorde. Admiré siempre todo de vos. Sentí que no solo por ratos eras desquiciada e imperfecta, y por otros tan tierna y perfecta, sino que eras la mejor parte de ambos.
Cientos son los recuerdos, algunos grandes e inolvidables y otros, minuciosos, tal vez pavos y sin importancia pero juro no poder nunca llegar a olvidarlos.
Cada vez que vea un bugs bunny inmediatamente se me va a venir a la cabeza ese sticker en tu ventana, ese que me daba como la bienvenida cada vez que llegaba a tu casa, como anticipando una sonrisa que iba a venir de tu parte.
Calles y lugares, plazas, determinados árboles y obviamente, olores. Dicen que la mejor manera para que un recuerdo siga latente es oliéndolo.  Tal vez por eso tengo esa pashmina verde guardada con los últimos rastros de un perfume que aunque pase el tiempo me sigue siendo tan familiar.  O ese perfume que tanto significado tenía para vos, ahora también tiene significado para mí.  Quien iba a decir que eso que me diste en un galponcito, un día cualquiera, buscando pinturas para cualquier vulgaridad con excusa de hacer algo para pasar más tiempo juntos, se iba a convertir en algo que sólo uso en ocasiones especiales, como si fuese un tesoro.
Plaza 19 de Noviembre, Azcuénaga, Passo e Italia, todas abrazadas por una eterna 44 que cada vez que la recorría sentía el aire de encuentro y sonrisas que nos esperaba juntos.
Monumento en Plaza Italia, ese que respiraba aires de encuentros y abrazos que se extrañaban, al igual que la farmacia que te esperé aquel día, impaciente, con ganas de seguir esa dosis interminables de monólogos tuyos que tanto disfrutaba escuchar.
Diagonal 74.
Mesa 4 de afuera de Antares, ese que vio risas que luego se convirtió en enojo pasada una tabla de degustación y un nombre equivocado. Admito que nunca me molestó, solo que sentí celos y también miedos.  Siempre, tuve miedo, y todo se reducía el insoportable temor de tenerte lejos.
Al fin entiendo que parte o la totalidad de mis miedos se hicieron reales y no hay peor forma que la de vivir con temor.
Heladería Thionis y también Gustito, esa esquina de 44 y Pza. Italia donde además de frutos del bosque lo más importante era el sabor de tus ojos.
Esquina de la Trattoria, esa que pasamos tantas veces juntos de la mano, mirando ese árbol decorado con luces navideñas aunque no sea navidad. Admito que en esas ocasiones vos eras la estrella que brillaba arriba de ese árbol, agarrandome la mano, siempre al lado de mi caminar.
Cinema San Martin, película que nos reinventó en cierto punto.  Bancos que nos sentamos tantas veces que cada vez que los veo parece que tengan escrito tu nombre.
Veredas cuadriculadas, que tantas veces ví, seguidas de una leve alza de mirada para volver a lo que hacía mayormente, mirarte a vos.
Ese gran gigante de cristal abrazado por un enorme pilar de hormigón y cemento, de la mano con un basto panel de números en el cuál siempre me pareció el principal ese 12 A.
Jardín maternal en frente, ese que esperé sentado 3 veces, sin que lo sepas, mirando hacia arriba como con la esperanza de que casi mágicamente mires al suelo y esté yo ahí abajo, buscándote entre los vidrios y las cortinas.  Me faltó valor, siempre me faltó valor. Que error más grande.
EL error más grande.

Veredas rotas, en frente locales enrejados con el fin de defenderse de esa noche peligrosa que tiene la ciudad de las diagonales. En orden,  Sartorius, Amina, Ona Saenz, Duke, Kitchen Bazaar y por último, cruzando la calle, Frawens, ese inolvidable Frawens.
Hermoso recorridos de lugares corrientes pero escritos por un caminar que después de decirte unas palabras, lo seguiste callado, con una media sonrisa dibujada en la cara y mirandome directamente a los ojos.  Cuando llegaste al final me dijiste las palabras más hermosas que por primera vez había escuchado de tu boca. Y siempre, van a ser las palabras más hermosas que por primera, enésima, o última vez haya escuchado de tu boca.


Lo peor de éstos recuerdos, lo peor de éstos lugares, es que por un inmenso pasar del tiempo van a estar grabados con tu nombre, y nada, ni nadie, van a poder reescribir lo que ésto representa en lo más sincero y profundo de mi sentir.
Fue huracán, fue tornado, y ninguna simple brisa va a igualar todo eso.

martes, 5 de enero de 2016

Te pensaría y te escribiría a diario. Siempre que esté desocupado y con más razón, aquellas situaciones que esté tan ocupado que no me de el tiempo para nada más, también te escribiría.
Todas las noches te preguntaría y te escucharía tan atento, cada palabra, como estuvo tu día. Me alegraría de tu bienestar y te acompañaría en cualquier malestar.
Te extrañaría cada una de esas noches donde los párpados no quieren cerrar y el sueño no quiere venir, donde solo es uno con esa eterna maraña de pensamientos que nos revuelven la cabeza.  Y sí, también te extrañaría de día, donde a pesar de tener la cabeza ocupada en vaya a saber que pequeñez, tendría lugar de sobra para pensarte.
Aprendería cientos de canciones que hablen sobre vos!  las cantaría en mi mente en frente tuyo y las gritaría bien fuerte cuando me haces falta.  Miraría fotos.  Guardaría en una caja o en mi cabeza cada cosa que me haga acordar a vos. Regalos, olores, lugares, detalles.  (Como esos papelitos que me dejaste en el bolso a escondidas aquella vez)
Te daría regalos. Te daría sorpresas. Detalles.  Me pasaría largos ratos pensando como sorprenderte con cosas minuciosas, me esforzaría para ponerle el mayor empeño y que como recompensa pueda recibir esa gran sonrisa tuya. Esa que siempre me volvió loco.
Pasaría calor y frío, sueño, dolor de cabeza y también de panza, con tal de verte.  Esperaría, siempre y con cualquier cosa, y eso es un privilegio porque admito que no soy nada paciente.
Me equivocaría y te pediría perdón, y aunque probablemente otra vez me vuelva a equivocar, pondría toda mi atención y mi empeño en correr las piedras del camino para no volver a tropezar.
Me disculparía, una o mil veces si fuesen necesarias, dejaría de lado razón, orgullo, enojo, tristeza, desilución y la más profunda pena en pro de lo que siento.
Lucharía, con uñas y dientes, para darte lo que me pidas.
Lucharía, con uñas y dientes, para darte lo que mereces.
Te perdonaría cualquier falla. Los errores pequeños y también los que se sienten como puñales. Podrías romperme miles de veces que yo juntaría mis pedazos para poder seguir regalándote abrazos.
Me despertaría temprano y también me acostaría tarde, para poder verte, o para poder hablar.
Podría sentir que cualquier lugar es mi casa, si la que me abre la puerta sos vos.
No vería impedimentos, imposibilidades, dificultades, obstáculos, trabas y mucho menos problemas, porque si en el final del camino estás vos, los atravesaría de la forma más sencilla.
Siempre sería un inconformista con lo que te dé, porque aunque vos me digas que eso es suficiente, siempre estaré de acuerdo con que nunca es suficiente lo poco que le de a una persona tan grande.
Te tendría en cuenta para todo. Y para siempre.
Te incluiría en todo lo que quieras y te aseguro que me podrías incluir en todo lo que se te antoje porque, aunque no me guste, lo haría, porque cualquier cosa al lado tuyo sería ya un gran placer.
Te diría cosas que no le dije nunca a nadie. Te gritaría y también te susurraría cosas por primera vez.
Nunca sabrías cuánto te quiero, porque con el tiempo iría creciendo aquellos límites que creía inalcanzables.  Porque pienso que sos más que yo mismo, que sos más que todos los que estamos acá.

Que alguien tan humano llegase a ser también tan perfecto!   Que hermosa contradicción.

También viviría intranquilo, inseguro y preocupado, tratando siempre de buscar el modo de que encuentres el bienestar, de que te sientas bien. No solo conmigo, sino con el mundo.  Y viviría nervioso porque por desgracia, el mundo no lo controlo, pero estaría a las corridas y apurado corriéndote las piedras del camino antes de que vos pases.
Te sacaría los miedos con un abrazo. No te prometería cosas imposibles pero te aseguraría posibilidades. Intentaría no defraudarte, y mis ganas se enfocarían solo en quererte, de a poco, despacio, pero también de a mucho, y desesperado.
Arreglaría con esfuerzo tu sonrisa rota, y cuidaría mis pasos para no resbalar.
Te amaría, con todo lo que implica el verbo. Con acciones, con besos, abrazos, caricias y cientos de miles de muestras de generosidad. Me ocuparía de mi vida pero siempre con un ojo y medio mirando la tuya, pendiente de tu bienestar físico y emocional.
Te querría de forma constante, y también intensa. Te querría hoy cuando me despierte, a la tarde, y también te querría antes de irme a dormir. Pero lo más importante ... te querría más aún con los primeros rayos de sol del día siguiente.

Te besaría despacio,  apenas rozándote los labios,  te abrazaría fuerte
te susurraría las cosas más sinceras, y también me dormiría al lado tuyo ...
             
                          ... Pero no estás.