Y es muy duro enfrentar todos los días esa lucha en mi cabeza entre la razón y la realidad contra la esperanza y la fe, esa que cada día se desmorona un poco más.
Aunque por desgracia, siempre te quise y lo sigo haciendo de un modo que podrías arruinarme un millón de veces y yo seguiría estando un millón más por si me necesitas. Y como sos, te aseguro que me estoy arruinando.
Porque vivo con la incertidumbre de si realmente yo significo algo para vos. Algunas veces confirmo que no, y otras, me doy cuenta que claramente es así. Solo cuando me lo decís es cuando te creo, cuando al menos por un ratito sigo creyendo que me seguís queriendo, porque ya no hay lugar para interpretaciones sobre tus acciones.
Yo siento lo que haces, porque lo que decís ya es muy poco y a mí ya no me alcanza con eso.
Y lo que haces, me parece tan desinteresado, que cada vez que lo pienso me hace agachar más la cabeza.
Lo siento, por mí, por vos, por ésto, por lo que fue, por lo que es y por lo que tal vez ya no sea más, porque yo siempre fui capaz de todo con tal de dibujarte una sonrisa en la mirada. Sé, te juro que lo sé, que ese todo que yo hice tuvo una faceta tan cruda y terrible. Sé que te hizo mal, que lloraste y que por noches me odiaste. Lo sé porque te entiendo, porque una de las tantas cosas que me enseñaste, fue a ponerme en el lugar de otro.
Ahora, lo que me duele, es que no seas capaz de ver que ese todo que yo hice también tuvo un lado contrario al que te lastimó. Que ese lado sigue vigente, fuerte, y con todas las ganas de pelearle al mundo para sacarte una sonrisa. Porque hacerte reir siempre fue uno de mis grandes éxitos, y tuve la suerte de ver durante un tiempo lo mismo con los ojos cerrados que con los ojos abiertos, porque cuando estaba con vos te veía y cuando no, te soñaba.
Porque ahora todo ésto cuesta el doble, y que mejor que mi fuerza y la tuya para pelearla. Mi fuerza está acá, a rastra de cansancio y tal vez un poco de aceptación, pero de a poco entiendo que la tuya es más débil, más tímida, más chica.
Porque siempre estuve de paso, siempre fui un egoísta desinteresado que reía antes de llorar y que se iba antes de sufrir. Pero con vos hice una excepción, y crucé los dedos, antes de cruzar los besos y desabrocharme el corazón. Y no hice una excepción porque te haya elegido.
Elegir, elegí con que juguetes jugar, que teléfono tener, por qué equipo hinchar.
En cambio, vos, sos de ese grupo de cosas que es un punto y aparte del resto. Un término adentro de los paréntesis. La lluvia en Enero en plena humedad, el primer sol de Primavera, los mejores colores de los árboles más lindos en Otoño, un helado inesperado en esos días calurosos.
Sos de eso que aparece aunque no lo pidas y nos llena el alma.
Y rompo en lágrimas cuando no pensas un poco en que ahora me sigo jugando entero con vos, como aquel día, como ese que te dije las cosas más lindas por primera vez. Porque te aseguro que pasé de ser la persona más despistada y con poca memoria, a un detallista minucioso y recordando cada pizca de cada recuerdo con todo lo que se refiere a vos. Si, me acuerdo de cada palabra, de esas que me hicieron sentir pleno y también de aquellas que me hicieron sentir tan miserable como me fuera posible. Ahora mismo siento que yo estoy con vos, y vos de acá ya te fuiste.
Y aunque tal vez me extrañes no haces absolutamente nada para dejar de hacerlo, y duele, y lastima, y quema y desgarra. Porque dolor más grande que tu indiferencia que tanto odio pero con la que tanto convivo, no existe.
Insisto, insisto y persisto porque me levanto todos los días con la convicción necesaria para pensar que si se quiere se puede, que gana quien persevera. Que no hay nada más importante que defender a toda costa la sonrisa que vendrá. Y que mejor sonrisa que la tuya. O mejor dicho, que mejor sonrisa que la mía cuando te veo.
Que mejor que vos, y mis ganas de querer quedarme. De no querer viajar de regreso a casa, de acurrucarme todo el tiempo que nos sea posible, al lado tuyo. Porque me parece mágico que desde que te conozco hasta ahora, mi principal prioridad en el mundo es verte feliz y que, de algún modo, yo tenga que ver con eso.
Te quiero, te quiero tanto y sin ninguna ausencia. Te quiero plena acá, y allá también. Te quiero feliz.
Y también quiero que compartas un poquito de eso tan grande que sos vos, conmigo. Total, yo siempre voy a estar acá, esperandote. Solo decime que me quede, que te espere, que te aguarde. Decime sutilmente que me queres. Pero hacelo, que a veces sos tan rebuscada que no logro entender lo que me queres decir con actos.
Porque quiero que sepas, que yo, acá estoy. Solo quiero saber, si vos, vas a estar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario