Disfruto mirarte a los ojos, en mí desprenden emociones que surgen efectos en mi cabeza como el de un lector cuando huele la peculiar esencia de las páginas de algún nuevo libro.
Querer. Ese egoísmo. Ese privilegio.
Presentemos una improvisación de amor, una pintura abstracta de todo lo que nos representa.
Una realidad que no sea realidad, y que represente todo lo real que somos.
Y si todo lo que nos rodea se llama realidad, tal vez lo que llevamos dentro debamos denominarlo ilusión.
O viceversa.
Al fin puedo darme cuenta que no estoy queriendo. Que soy queriendo.
Todo recuerdo feliz propende a la desmesura de más felicidad. Y que suerte.
Amemos, abracemos y lloremos.
Que llorar es reiterar el primer llanto del nacer.
Se llora cada vez que se recae al vértigo de pertenecer al mundo.
Tampoco olvidemos que somos risas, llantos, suspiros, gritos, gestos, miradas, besos y todo eso que, por alguna extraña razón, es imposible describir con letras.
Querer. Ese egoísmo. Ese privilegio.
Presentemos una improvisación de amor, una pintura abstracta de todo lo que nos representa.
Una realidad que no sea realidad, y que represente todo lo real que somos.
Y si todo lo que nos rodea se llama realidad, tal vez lo que llevamos dentro debamos denominarlo ilusión.
O viceversa.
Al fin puedo darme cuenta que no estoy queriendo. Que soy queriendo.
Todo recuerdo feliz propende a la desmesura de más felicidad. Y que suerte.
Amemos, abracemos y lloremos.
Que llorar es reiterar el primer llanto del nacer.
Se llora cada vez que se recae al vértigo de pertenecer al mundo.
Tampoco olvidemos que somos risas, llantos, suspiros, gritos, gestos, miradas, besos y todo eso que, por alguna extraña razón, es imposible describir con letras.
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