Que veas a alguien más, que te rías con otra persona.  Que con el tiempo te aburras, que dejes de lado los besos y los abrazos. Que me niegues los mimos y las miradas.
            
              Que te me alejes.

Le tengo miedo a tantas cosas y al final todas son un resumen del desesperante temor de perderte.

Sorprende, pero es lindo que el azar te presente cosas, cuando solamente creías en causa y efecto.

Eso que uno jura que es un abismo, para otro es el sitio perfecto para volar, y alguien más, dice que ahí es donde aprendió a escalar. Yo estoy seguro que sos todas esas opciones. Te dí el poder de hacerme caer al vacío y a su inmensa oscuridad, también de hacerme sentir la suavidad de las nubes al dejarme volar, o sentir la brisa de la montaña más alta al hacerme escalar.
Y éstas sorpresas que te ofrece la vida te cambian el gusto del presente, y te brindan un futuro inmensamente prometedor.

Hoy desperté mirándote, dándome cuenta que a veces lo que brilla sí es oro, si lo que se tiene en los ojos es fe.

Hoy aseguro que te amo a veces, y otras veces también, y todas las demás veces que se te ocurran.
De esas veces en las que se disfruta hasta la lluvia y mojarse, y discutir y besarse y reír.

Sonrío, cada vez que te tengo cerca, sonrío. Y cuando te tengo lejos también me das razones para sonreír.
Estoy seguro que el sol también sonríe feliz y en paz cuando nos mira.

¿Y si dejo que se vayan?

- ¿Quiénes?

- ¡Las lágrimas! A veces parecen que son tantas que sentimos que nos podemos ahogar con ellas, pero no es así.

- ¿Algún día dejarán de salir?

- Claro, las lágrimas no se quedan ahí por mucho tiempo, cumplen su trabajo y luego siguen su camino.

- ¿Qué trabajo cumplen?

- ¡Son agua! Limpian, aclaran, como la lluvia.
Todo se ve distinto después de la lluvia.

Cálido Otoño

Y hoy el frío del otoño se hizo presente en éste tiempo,

el helado abrazo del viento congeló mi cuerpo,

las manos se me entumecieron y mis labios,

morados se volvieron.

Y a lo lejos apareciste con entusiasmo meciendo, 

tus caderas y tu pelo con un compás y un risa,

mientras yo te miraba y el tiempo iba transcurriendo,

mis ojos fijos admiraban tu caminar deprisa.

Las hojas desprendían su mano de sus padres,

volando sumisas y libres por el aire,

posándose en tus hombros y a tus laterales,

dándote camino, mirando tus andares.

Y que ironía, sinceramente,

que mientras el Otoño anuncie lo frío del Invierno,

yo me sienta cálido y tierno,

acogido en tus brazos y tu resguardo, 

a la luz de la luna, los dos abrazados,

mirando lo lindo de tus ojos pardos.

Se sentía raro, ya hace un tiempo y antes de ella.
Ya estaba yo todo ampollado y magullado de amarguras, pero llegó y las borró con solo mirarme y dejar que yo la viera.

La realidad es que no me gusta adelantarme al tiempo, hablar de eternidad, y mucho menos de duración, pero en días como hoy, siento que te voy a querer toda la vida.
Y yo ahora por vos abro puertas, cierro ciclos, renuevo esperanzas y estreno sonrisas,
Por vos haría una excepción aunque no quede ninguna.

Tenés esa sonrisa que dejan sin argumentos a mis enojos.
Que lindo. Que miedo.
Y cada día que pasa estoy meramente convencido que fue un maravilloso placer conocerte.
Y aún más grande un maravilloso placer conocernos.

Me abrazaste el alma, me mimaste lo más profundo de mí, y las cosas que tienen un tinte de amor y sinceridad son esas que te perduran en la memoria y sacan sonrisas cada vez que se las recuerda.
Te aseguro, que sonrío cada vez que te pienso.
Y te aseguro, que sonrío cada vez que sonrío.