Tal vez es que nunca fui bueno para dejarme las cosas guardadas adentro mío, o tal vez fui un experto sobre el tema durante un tiempo largo, pero ese tiempo largo viví envenenado por la tremenda angustia que te genera guardarte algo que te lastima adentro tuyo, como ponerte la zapatilla sabiendo que hay un vidrio adentro, porque aunque el vidrio tal vez se mueva un poco, y con más que un poco de suerte no llegues a pisarlo, hagas lo que hagas nunca vas a poder evitar el impostergable final de pisarlo y lastimarte.
Y pisar lastimado cuesta, arde, molesta, enoja, te da rabia, se te pasa, se te olvida y te volvés a enojar, con mas fuerza, con más ganas, con más bronca, con dientes más apretados y los puños cerrados con más tristeza.
Tal vez yo no quería cerrar los puños con más fuerzas, tal vez yo no quería enojarme con más ganas,y tal vez no quería apretar los dientes y tragarme la angustia de no entender nunca el por qué de esa forma tan rara de tratarme. Tal vez será que yo prefería resolver las cosas con la calma de volver a empezar un día tranquilo, y terminarlo refugiado en esos ojos que siempre me dieron calma, tal vez será que nunca entendí que vos nunca fuiste recíproca, y será que yo seré de esos que siempre va a ser igual, por más que quieras, por más que quiera, por más que intente, dar lo que siento y regalarlo a corazón abierto es mi forma de decir te quiero.
Tal vez no te fue suficiente, tal vez éstas palabras sean pocas, y aunque sé que lo que siento es mucho y también es triste, éstas pocas palabras son suficientes, para agradecerte por tanto y sentir que vos en el fondo, aunque no lo digas, también estás agradecida. Tal vez nunca fuiste buena agradeciendo, tal vez nunca fuiste buena queriendo, tal vez nunca me quisiste, o tal vez sí, pero siempre me voy a carcomer la cabeza con ésta duda que me generó tu imposibilidad de nunca serme sinceramente frontal, a pesar de que, por lo menos de mi parte, siempre te hablé como si hablara consigo mismo, y siempre fui bueno para hablar solo, tal vez fue siempre la manera de compensar el no mostrar ni hablar con nadie lo que sentía.
Y hoy pasa, hoy sucede, que a pesar que me rogaste que deje de hablar solo y me apoye en vos, acá estoy, otra vez vuelvo a elegir hablarme de frente, a mi mismo, porque por un tiempo dejé de quererme para quererte más a vos, pero acá vuelvo, o por lo menos intentando volver, a intentar convivir con la idea de que ahora otra vez vuelvo conmigo, a intentar convivir con ésto que duele, con ésto que me hiciste, con ésto que se clavó tanto, que llegó hasta el hueso.